A PARTICIPAR SE APRENDE PARTICIPANDO
El movimiento vecinal en nuestra ciudad comienza en la década de los años setenta, es la llamada “primera época”, y cuenta con un número muy importante de personas que tienen una trayectoria ideológica marcada principalmente por la falta de libertades y por los problemas generados por una inadecuada gestión urbanística.
Debo señalar que yo no me encuentro entre las mujeres históricas del movimiento vecinal. Mi incorporación a la participación en una Asociación de “segunda época” estuvo influida posiblemente porque mi infancia y educación discurrió en un barrio rural en plena época franquista, en un ambiente convencional en mi familia, sin ideologías marcadas, cuya mayor preocupación era la misma que la de todos en ese momento histórico: el trabajo, muchas horas de trabajo.